
Hola !
Me ha tomado algo de tiempo decidirme a comenzar esta nueva experiencia en mi vida; debo de aceptar que no ha sido tarea fácil, ya que tengo claro que ello me lleva a adquirir un nuevo compromiso en una agenda de vida ya prestablecida, lo que me enfrenta a nuevos retos y responsabilidades, sin embargo, debo de admitir que tengo desde varios años esta inquietud que hoy quiero materializar a través de este espacio, deseando sea de ayuda y gusto de las mujeres, porque está dedicado a ellas. Aunque no estaría por demás que algún caballero se tomara el tiempo para leerlo y así pueda comprender más el comportamiento del sexo femenino
Mi inquietud partió al cumpir los tan anhelados y temidos 50´, la edad a la que algunas veces quisimos llegar por cuestiones como el ver a los hijos con sus vidas casi resueltas; llegar a la tan anhelada pensión o jubilación después de trabajar tanto; a levantarse a la hora que se le antoje a uno y poder disfrutar de un café sin prisas; de planear e irse a unas vacaciones sin la presión del tiempo o época; pero también está la contraparte: la edad donde salen con ímpetu las arrugas y las canas, donde también se desborda la tan temida “longita”, donde los tacones de las zapatillas de 10 cm son suplidos por unas sandalias o si acaso, unas zapatillas de 2 o 3 cm, y donde, llega una a pensar que el glamour la ha abandonado para siempre.
¡Qué tragedia!
Quiero decirles que no es así, porque cuando se tiene “clase”, ésta nunca se pierde, con esa nacemos, así que aunque pasen los años, nuestra esencia no se pierde, se transforma, se modifica, pero ahí está y nos acompañará hasta el último día de nuestras vidas.
Déjenme clarificar este aspecto para partir de ahí:
“Tener clase es una misteriosa cualidad que poseen algunas personas que las hace especiales, y que la mayoría llegamos a admirar y aspiramos a poseer, y que además tienen ese imán que hace que todo mundo voltee a verlas..y esto no tiene nada que ver con la cuestión económica, sino un conjunto de cualidades que reúne una persona”.
“La elegancia no es estética, más bien es una forma de estar, de ser, de mirar, de comportarse, de sonreír, de hablar, de sentarse, de pagar, de querer, de andar, de perdonar… De vivir, en suma”.
Queda claro que la elegancia, el “porte” , la “clase”, no se trata de un asunto económico ya que podemos hacer mucho con poco, todo es cuestión de adaptarse a sus capacidades.
Partiendo de este premisa, en este espacio estaré tratando tópicos que nos ayuden a vernos y sentirnos bellas, tanto por fuera como por dentro, sin dejar que las presiones sociales y el marketing nos afecten, y que logremos ser felices con lo que poseemos.
Comencemos por aceptar nuestra edad con dignidad, buscando las mejores alternativas para ello.
Recuerda: Ser una mujer elegante es sinónimo de buen gusto, buena actitud ante la vida, tener educación. y por supuesto, clase. Ser elegante no es usar ropa y accesorios de marcas de lujo, más bien es saber cuál es nuestro estilo, y aprender a combinar.
Les dejo unos pequeños tips para lucir lucir sofisticada y elegante:
1. Mejora tu postura
2. El maquillaje ligero es el más elegante
3. Invierte en artículos y accesorios para elevar tus outfits
4. Cuidar de tu lenguaje aumentará tu elegancia
5. Una mujer nunca debe perder el equilibrio
6. Deja más a la imaginación en tus looks
7. No grites la marca de tu ropa o accesorios